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7. papel de la psicología animal
Sin duda fue la psicología animal la que hizo
darel paso decisivo a la psicología, en su afán de descubrir un estatuto auténticamente científico.
La razón es fácil de comprender:una psicología animal no puede ser una psicología introspectiva. La subjetividad
de la abeja nos es desconocida,¡la “vida interior” de un ratón blanco de laboratorio no puede ser objeto
de una investigación positiva! En psicología animal, sólo hay un objeto susceptible de observación:
el comportamiento de los animales,la reacción objetiva de su organismo a las condiciones en que se encuentra.
Mientras que Wundt y sus discípulos no consiguen, en sus laboratorios, exorcizar el prestigio de la
introspección y de la subjetividad, el observador de la vida animal se ve obligado a renunciar a los equívocosdel
“hecho mental” y de la “vida interior”, sólo encuentra “comportamientos”. La necesidad le impone este saludable
ascetismo metódico.
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Y es curioso observar que lo que, desde principios del siglo XX, se llama
“psicología del comportamiento” corresponde a una extensión de los métodos y de las técnicas
que se practican en la psicología animal, a todos los campos de la psicología, y en particular
de la psicología humana. Así, por ejemplo, en Francia, M. Piéron estudiaba,
a principios del siglo XX, el problema de la orientación remota de los animales; se trataba de saber
cómo las hormigas pueden volver a encontrar su hormiguero cuando se alejan varios centenares
de metros de él.
Se puede-observar que, de ordinario, las hormigas se alejan en línea recta, “como otros tantos radios”,
y vuelven exactamente por el camino de partida (ley del contrapié). Se puede hacer un experimento,
introduciendo circunstancias nuevas en la situación. Por ejemplo: una tabla interpuesta en el trayecto
de regreso no modifica este último (lo que prueba que el insecto no se guía por el olor de sus propias
huellas). En cambio, si el insecto es encerrado durante varias horas en una caja, no puede encontrar
la dirección de regreso (de donde suele inferirse que se guiaba por la posición del Sol). 
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Aproximadamente en la misma época, Thorndike estu diaba en América la inteligencia animal, el aprendizaje de los hábitos. Para ello, construía cajas con problema (pro biem-boxes), es decir, cajas de las que un animal sólo puede salir manipulando una aldaba más o menos complica da. Sobre todo, sometía a ratones blancos al aprendizaje de laberintos. El animal, después de muchos ejercicios, aprende a salir del laberinto, evitando los callejones sin salida. El aprendizaje, learning, se puede expresar en forma gráfica. Se consignan sobre un eje, en abscisa, los ejerci cios sucesivos, y, en ordenada; el número de “erro res” cometidos cada vez por el animal (es decir, el nú mero de callejones sin salida en los que se ha metido). Durante el aprendizaje, los errores disminuyen según una curva en S (los errores decrecen primero lentamente, después más de prisa y, después, de nuevo con más lentitud).
Estos trabajos de Thorndike sobre el “aprendizaje” habían de obtener gran resonancia, pues permiten abordar de manera objetiva y mensurable el antiguo problema filosófico de la formación de los hábitos. En el marco de las investigaciones sobre el aprendizaje hay que mencionar, desde este momento, las primeras e ingeniosas técnicas para abordar objetiva y experimentalmente el problema de las “motivaciones”. Thorndike, trasponiendo al len guaje de la nueva psicología el viejo “principio de interés”, descubre, por ejemplo, la “ley del efecto”. Supongamos un laberinto en T. Se ofrecen dos caminos a un ratón blanco: a la izquierda, encontrará comida; a la derecha, una reja electrificada. Al cabo de algunos ensayos, el ratón blanco, al ser soltado en el laberinto, habrá adquirido el hábito de dirigirse a la izquierda. Así como el movimiento de girar a la izquierda tiene por “efecto” la satisfacción del hambre, el movimiento de girar a la derecha tiene por “efecto” una sacudida eléctrica desagradable. El concepto de “efecto” da, como vemos, forma de objetividad y de exterioridad a lo que se llama “motivo” en el lenguaje de la subjetividad.
Aproximadamente en la misma época, Kóhler y un grupo de alemanes estudia, en las islas Canarias, la inteligencia de los monos superiores, con métodos semejantes. Se trata de encontrar una manera objetiva, exterior, de observar y de apreciar la inteligencia. Kóhler propone medir la inteligencia del animal por su capacidad de dar rodeos más o menos rodeos más o menos complicados. El rodeo más simple es el de locomoción. El animal, colocado en una jaula, ve la comida al otro lado de una reja. Para apoderarse de ella, tiene que dar un rodeo (la caja está abierta por el otro lado). Por consiguiente, tiene que alejarse de la comida para apoderarse de ella después. Esta prueba permite je rarquizar las inteligencias animales. Por ejemplo, la ga llina fracasa casi siempre ante este problema (va de un lado a otro sin descubrir la solución). El perro no lo resuelve si la comida está un poco alejada de la reja. En cambio, los monos resuelven inmediatamente el problema.
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Los corderos de Panurgo conservan, después de los cuatro cien tos ahos de su creación por Rabelais, una frescura y una actuali— dad incomparables. Los hombres del siglo xx siguen mostrando tendencias igualmente gregarias y rutinarias. Y, recíprocamente, el análisis del comportamiento animal aporta al estudio del psi quismo humano una contribución singularmente útil,’ se puede extrapolar del uno al otro: raras veces hay engaño. |
Según Watson : |
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Según Watson, el hecho psíquico más característico y más simple es el reflejo, respuesta automática de los músculos, animados por los nervios motores, a los diversos datos de una situación (estímulos), transmitidos por los ner vios sensitivos. Consideremos una rana (a la que se ha ex tirpado el cerebro, de modo que sólo la médula espinal sigue funcionando. Si vertemos un poco de ácido sobre su piel, es el estímulo, ella retira la pata, es la reacción. 
Las emociones son una reacción.
Dejar dereaccionar
¿Se debe llegar a la conclusión de que la nueva psicología se considera un simple capítulo de la fisiología? En absoluto; Watson señala expresamente la diferencia. La psicología es el estudio de la relación entre el estímulo y la reacción, mientras que la neurofisiología es el estudio de todo lo que ocurre en el cerebro para recibir sensaciones y regir movimientos. Así, ningún fenómeno interior del organismo afecta, según Watson, a la psicología, que se limita a estudiar las reacciones de Jos comportamientos con los estímulos. En un caso extremo, dice Watson, “un psicólogo muy sabio puede no saber una palabra de fisiología”. El papel de una psicología verdaderamente científica sería prever la respuesta a un estímulo dado, o inversamente, especificar la naturaleza del estímulo, partiendo de la respuesta dada. El psicólogo ideal sería un mecánico que conociese el conjunto de las fuerzas que se ejercen sobre un vivo y pudiese calcular el resultado. Como por ejemplo : Cual seria el resultadoque Ud. tendría a estos estimulos ?   Cada Reacción en cada persona es diferente y varia según sea su cultura, formación, medio ambienteo factores ambientales. Quiza Ud. se ria y esa reacción es su reacción o emoción al estimulo que Ud. ve. Otroslo veran como un estimulo degradante, obseno, de mal gusto, grosero, etc.,etc; cuando para Ud. u otra persona, ese estimulo lo hara rerir y Ud. lo vera muy gracioso y no morboso. Conviene observar que la psicología de Watson, que se
creía perfectamente autónoma, depende tanto de la filosofía como dependía de ella la psicología introspectiva y subjetiva tradicional. La psicología introspectiva (de Biran, de Bergson) no era más que otro nombre de la filosofía espiritualista. El behaviorismo de Watson presupone, en último término, una filosofía materialista y mecanicista. Es, sencillamente, la teoría cartesiana de los animales- máquinas extendida al hombre. Según Watson, el comportamiento de los seres vivos es “mecánico”; dicho en otras palabras, los “estímulos” provocan las respuestas de una manera automática, como la puesta en movi miento de una pieza de una máquina hace que se mueva otra. Cierto que, en esta perspectiva, se plantea inmedia tamente una pregunta al psicólogo-mecánico. ¿Por qué, si el estímulo determina automáticamente la reacción, dos animales de la misma especie no reaccionan de la misma manera ante la misma situación? ¿Cómo se explica que el estímulo provoque, ora una reacción, ora otra distinta? Watson encuentra una solución a este problema en las
teorías del gran sabio ruso Pavlov,  las cuales hace suyas. Por otra parte, estas teorías habían de representar un papel esencial en la psicología contemporánea y en algunas de sus aplicaciones. En 1897, Pavlov descubre por casualidad, en el curso de una serie de experimentos sobre la digestión, que el ruido familiar del empleado del laboratorio encargado de traer la comida a los perros experimentales basta para provocar en ellos una secreción de jugo gástrico. Ya hemos visto que Descartes había señalado hechos parecidos. Pavlov estudia sistemáticamente el fenómeno y, por ejemplo, asocia durante cierto tiempo el estímulo del toque de una campana al estímulo de carne en polvo que provoca naturalmente en el perro la secreción salival. Al cabo de algún tiempo, basta con que el perro oiga la campana para que empiece a segregar saliva. Es un reflejo condicionado. En 1903, en el Congreso Médico de Madrid, Pavlov comunica su descubrimiento al mundo científico. Watson se inspira en él para fundar su concep ción del hombre, que será caricaturizada por Huxley  en Un mundo feliz, la teoría del hombre-robot enteramente moldeado por condicionamientos múltiples y sistemáticos. Según Watson, el comportamiento humano es, sencillamente, una suma de reflejos innatos o condicionados. Mi personalidad no es más que la yuxtaposición de mis condicionamientos. Por ejemplo, dice Watson, todos los bebés tienen espontáneamente miedo al ruido. Supongamos que, al acostar a un bebé, apagamos la luz y cerramos la puerta de golpe. Rápidamente, el bebé tendrá miedo, no sólo al ruido, sino también a la oscuridad. En definitiva, yo sólo soy lo que los condicionamientos han hecho de mí. Watson escribe: “Somos lo que hacemos, y hacemos lo que el medio nos hace hacer.”
Es curioso que esta teoría del hombre guarde una analogía cierta con la concepción asociacionista de la psicología de los siglos XVIII y XIX. Cierto que los asociacionistas hablaban de vida interior y de estados de conciencia, mientras que los behavioristas estudian el comportamiento.
Sin embargo, el principio de la explicación es exactamente el mismo. Para los asociacionistas, un estado mental complejo es una suma de “átomos mentales”, de imágenes mentales relacionadas entre sí por las leyes de asociación. Para los behavioristas de la escuela de Wátson, el compor tamiento más complejo no es más que la suma de reflejos simples. Los asociacionistas invocaban ya la “apertu ra” de los caminos nerviosos por asociaciones habituales; Pavlov funda su teoría del condicionamiento invocando los eniaces nerviosos establecidos en la corteza cerebral del perro por la asociación, por ejemplo, del toque de campana con la secreción salival producida por la carne en polvo. Los conjuntos psíquicos complejos se explican, pues, en este caso, por procesos mecánicos de adición y de asociación, partiendo de elementos simples. La parte explica el todo, el elemento da cuenta del conjunto. Pero este tipo de explicación analítica sería refutado por la teoría de la Ges talt.
El comportamiento de/corredor automovilista se reduce a un mínimo de hechos psíquicos: si se deja llevar complacientemente, y presta atención a sus estados anímicos, se producirá inmediatamente el accidente. Esto quiere decir que tiene que reducir su vida interior a un simple automatismo, a una pura serie de reflejos. El psicólogo experimental podrá estudiar esta actividad psíquica, reducida a sólo la “conducción” (hay que decirlo), al puro y simple comportamiento. Es una psícología sin alma, ejemplo típico del behaviorismo.

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Behaviorismo
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8.El "Behaviorismo" Mecanicista
de B . WATSON “behaviorismo"
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Estimulo
y
Reacción
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Partiendo de los primeros trabajos experimentales de psicología animal, los especialistas conciben, a principios del siglo XX, una teoría general de la psicología, definida como ciencia de la conducta o “behaviorismo”. La pa labra inglesa “behavior” es el equivalente exacto del vocablo castellano “comportamiento”. La palabra “be haviorismo” obtuvo éxito, y por ello podría pensarse que fueron los americanos quienes sistematizaron la nueva psicología. En realidad, fue M. Piéron el primero |

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en definir con perfecta claridad, en 1908, la psicología objetiva de reacción, la “psicología del comportamien to”. Después, en 1913, el psicólogo americano Watson publicó el artículo que había de ser considerado como el manifiesto de la nueva escuela: “La psicología vista por un behaviorista.” Así como M. Piéron, con un es píritu puramente científico, se había limitado a definir un método y a asignar un objeto a la psicología, el beha viorismo de Watson es mucho más que un método cien tífico. Es una filosofía del comportamiento. Watson niega toda importancia a la conciencia. No sólo no es la concien cia un camino de acceso al conocimiento psicológico (ne gación del método introspectivo), sino que ni siquiera re presenta ningún papel; es un factor despreciable. El hecho de que un comportamiento sea o no consciente no tiene la menor importancia. La psicología es únicamente “el es tudio de las reacciones objetivamente observables, que un organismo ejecuta en respuesta a los estímulos, a su vez objetivamente observables, procedentes del medio”. Continua ///
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***Sin embargo, el principio de
la explicación es exactamente el
mismo. Para los asociacionistas,
un estado mental com plejo es una
suma de “átomos mentales”, de imá
genes mentales relacionadas entre
sí por las leyes de asociación. Para
los behavioristas de la escuela de
Wátson, el compor tamiento más
complejo no es más que la suma
de reflejos simples. Los asocia
cionistas invocaban ya la
“apertura” de los
caminos nerviosos por
asociaciones habituales;
Pavlov funda su teoría del
condicionamiento invocando los
eniaces nerviosos establecidos en
la corteza cerebral del perro por
la asociación, por ejemplo, del
toque de cam pana con la
secreción salival producida
por la carne en polvo. Los conjuntos
psíquicos complejos se explican,
pues, en este caso, por procesos
mecánicos de adición y de aso
ciación, partiendo de elemen
tos simples. La parte expli
ca el todo, el elemento da
cuenta del conjunto. Pero
este tipo de explicación
analítica sería refuta
do por la teoría de
la Ges talt.
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